El Ministerio de Seguridad bonaerense emitió dos nuevos ofrecimientos de recompensa para quienes puedan aportar información que permita esclarecer los asesinatos de Karina Fragoso y Lucas Maniglia, ocurridos en la ciudad en septiembre de 2019 y 2020, respectivamente.
Luego de que LA CAPITAL publicara un informe especial en el que se detallaban los 30 ofrecimientos de recompensa vigentes en la ciudad para reunir datos que permitan el esclarecimiento de distintos casos policiales, el Ministerio de Seguridad bonaerense emitió este lunes dos nuevos avisos por los crímenes de Karina Fragoso y Lucas Maniglia, ocurridos en septiembre de 2019 y 2020, respectivamente.
El gobierno provincial ofrece entre 2,5 y 5 millones de pesos por cada causa: es decir, pagará hasta 10 millones de pesos a quienes estén en condiciones de aportar información para su esclarecimiento, ya que en ninguno de los expedientes hay sospechosos identificados. Hasta el momento, ambos hechos permanecen impunes.
El crimen de Karina Fragoso (50) se produjo en la noche del jueves 5 de septiembre de 2019, cuando la mujer caminaba hacia la casa de su pareja tras haber bajado de un colectivo y recibió un tiro en la cabeza que le produjo la muerte.
Tal como registraron cámaras de seguridad de viviendas vecinas, la mujer fue atacada en México y Garay, y quedó tendida sobre la calle, mientras el homicida escapaba.
Al ser hallada inconsciente por un vecino, se estableció que la víctima presentaba una lesión en la nuca y aunque inicialmente se creyó que era un golpe, la mujer fue trasladada a un hospital donde finalmente murió. La autopsia determinó que se trataba de un impacto de bala realizado a corta distancia.
Si bien la primera hipótesis apuntó hacia un crimen por encargo o un homicidio vinculado con algún conflicto personal, debido a que la víctima tenía todas sus pertenencias, esa línea de investigación perdió fuerza con el correr del los días y la causa se orientó hacia un intento de robo.
Nueve días después del homicidio, la Unidad Funcional de Instrucción 7, a cargo del fiscal Leandro Arévalo, dispuso la detención de una joven sospechosa, a partir de una serie de pruebas obtenidas por la Delegación Departamental de Investigaciones y la Jefatura Departamental, especialmente en base elementos aportados por testigos de identidad reservada.
Dos días más tarde, fue imputada por “encubrimiento agravado” la pareja de esa misma mujer, quien también quedó detenida, ya que la fiscalía consideró que había aportado “información falsa” a la causa “con el fin de desviar la investigación”.
Sin embargo, poco tiempo después -a mediados de octubre de 2019- recuperaron la libertad porque la Justicia de Garantías consideró que los testimonios bajo reserva de identidad y la poca claridad de las imágenes que captaron el ataque no permitían mantener sus detenciones.
Por su parte, Lucas Maniglia fue asesinado el 28 de septiembre de 2020 en el barrio Las Canteras, cuando salió a defender a otro vecino al que delincuentes intentaban robarle.
Maniglia tenía 48 años al momento del crimen. Había nacido en Buenos Aires pero vivía en Milán aunque por la pandemia se hallaba “varado” en Mar del Plata.
Según trascendió entonces, poco antes de la partida masiva de argentinos al exterior, Maniglia se fue a vivir a Italia con la que era por entonces su mujer. Allí tuvo un hijo, Patricio, y se dedicó al grabado de metales con láser. Pero extrañaba la vida en Argentina y todos los años venía a visitar a sus padres, una hermana y amigos.
Como era amante del surf, en 2019 decidió invertir los ahorros de muchos años para comprar una casa en Mar del Plata. La idea era refaccionarla de a poco y, quizá, venir a vivir definitivamente más adelante. Los planes se adelantaron por la pandemia y, sin la posibilidad de volar a Italia por el coronavirus, quedó “atrapado” en esta ciudad.
En la medianoche del 28 de septiembre de 2020, Maniglia escuchó ruidos extraños en la casa de sus vecinos, ubicada en Chacahuac al 6300, y salió al patio para ver que sucedía. La luz de la zona estaba cortada, por lo que iluminó con su celular y comenzó a caminar los 40 metros de patio que separaban la puerta de su vivienda con la vereda. Pero no llegó a recorrerlos: del otro lado del ligustrín que delimitaba su propiedad le dispararon y una bala impactó en su abdomen.
La reconstrucción del caso, llevada a cabo también por el fiscal Arévalo, indicó que el hombre había sido asesinado por delincuentes que en realidad habían asaltado a su vecino, un joven de 23 años llamado Matías Romero, al que golpearon salvajemente. Los ladrones, supuestamente cuatro, huyeron a bordo de un automóvil marca Peugeot 408 que al otro día apareció incendiado en un descampado periférico. Hasta el día de hoy, no hay sospechosos identificados en el expediente.